miércoles, 15 de septiembre de 2010

Comentario de la presentación: CIUDAD ILUSORIA

Empezare parafraseando la cifra dada por nuestro ponente: aproximadamente entre el 70% y el 80% de los conjuntos habitacionales han sido construidos por sus propios habitantes, es decir, que la gran mayoría de las casas construidas en México ha sido por el método de autoconstrucción.
            Si partimos de esta premisa entenderemos el fracaso de la mayoría de los modelos o proyectos enfocados a proporcionar una “adecuada” vivienda al grueso de la población, al sector trabajador de México. Estos modelos urbanísticos del Estado de Bienestar de los años 60´y 70´del siglo XX, lamentablemente no han pasado la prueba del tiempo (aunque existen excepciones, pero no son la regla) al haber sido pensados de manera estática, por lo que en la actualidad presentan grandes problemas de fragmentación social, de transporte y de cohesión social.
            Sin embargo, esto no quiere decir que hay que dejar el crecimiento urbano a la deriva, sino más bien éste debe ser “guiado” y apoyado tanto por el gobierno como por la misma sociedad. Es en éste último que se cataloga a las actividades de “Ciudad Ilusoria”,  una sociedad civil que se enfoca a la recuperación de espacios urbanos (los cuales han sido dejados a su suerte tanto por la sociedad como por el gobierno neoliberal) con la ayuda de sus propios habitantes.
            Ciudad Ilusoria, por tanto, se enfoca a la creación de proyectos de recuperación de unidades habitacionales, tomando como base a los habitantes de dichas zonas. Bajo la fundamentación de “arquitectos de barrio” (arquitectos que rompen con el esquema jerárquico y que se adaptan a las propias necesidades y limitaciones del beneficiario) consolidan proyectos “horizontales” de la recuperación del espacio urbano y que compromete en su totalidad a la participación de sus beneficiarios.
            Si bien esta nueva perspectiva, puesta en marcha por Ciudad Ilusoria, ha dado frutos favorables hasta ahora, no hay que dejar de lado las propias limitantes de sus proyectos. Por ahora mencionare sólo dos, dada la insuficiente información que poseo.
 Dada la dependencia del proyecto a la participación de los beneficiarios, los proyectos no lograran al 100% sus objetivos, ya que estos simplemente, al no estar ligados formalmente, pueden abandonar el proyecto o simplemente aportar lo mínimo para su ejecución. Ligado a esto, el proyecto para poder desarrollarse de manera satisfactoria se limitara a aquellos lugares que posean un mínimo de cohesión social, por lo que se discriminara aquellos lugares que a pesar de necesitar esta asistencia, no cuenten con la solidaridad necesaria para la ejecución de los proyectos de Ciudad Ilusoria.
            Para terminar, hay que tomar en cuenta que las actividades de Ciudad Ilusoria es sólo una asistencia social, no una solución de fondo. Claro que no niego el lado positivo de comprometer al ciudadano a participar para el beneficio colectivo, pero es importante resaltar el hecho de que se priva al gobierno de responder a la sociedad. Tampoco se trata de echarle toda la culpa al gobierno, sino de ver que la solución es de ambos, sociedad y gobierno en conjunto, la solución por tanto, desde mi muy particular perspectiva, es fomentar la participación ciudadana (como por ahora lo hace Ciudad Ilusoria), pero siempre ligada a la respuesta y compromiso con el gobierno, sea este local, estatal o federal.


Presentación dada por Guillermo Amato el 10 de septiembre de 2010 en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.


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