miércoles, 15 de septiembre de 2010

Davis, Mike (2004); Planet of Slums. Urban Involution and the Informal Proletariat, New Left Review, No. 26, mar-apr, pp. 5-34.

En las primeras décadas de la segunda mitad del siglo XX, en la llamada época dorada del capitalismo, no sólo se generó un crecimiento económico en la mayoría de los países (occidentalizados y no occidentalizados), sino que también se produjo una gran oleada de migración en los propios países, además de una gran explosión demográfica en sus sociedades.
Sin embargo, esto no fue homogéneo para todas partes. Así, mientras en los países denominados industrializados o desarrollados el crecimiento económico dio lugar a la industrialización del país y con ello a la urbanización de gran parte de su territorio provocando a la vez el aumento de la población; en los países en vías de desarrollo o subdesarrollados, en cambio, el crecimiento económico (por ejemplo, en el caso mexicano con el llamado modelo de sustitución de importaciones) no significó la industrialización del país, sin embargo se dio un aumento en la demografía nacional y esto provocó, finalmente, la urbanización del país.
El proceso inverso generado en los países subdesarrollados provocó, principalmente, la generación de áreas urbanas de calidad infrahumana, en otras palabras, dado el déficit entre la industrialización y el aumento de la población, aunado a la desigualdad (entendida como el desequilibrio en la repartición de la riqueza) intrínseca de estas partes del orbe, se generaron áreas urbanas -si es que así se les puede llamar- que carecían de los servicios básicos, en los que la población, dada la falta de empleos, se dedicó al comercio informal y en los que además la población no vivía una vida plena, sino que se dedicaba a sobrevivir día a día. A estos lugares se les llegó a denominar como slums.
Si bien los slums fueron considerados como efecto directo de los malos gobiernos de los países subdesarrollados, y fueron por mucho tiempo negados de visibilidad por las políticas económicas del FMI, el BID y el BM, se puede asegurar que fueron las reestructuraciones en los ámbitos políticos y económicos en los países que se encontraban en crisis, en la década de 1980, los que atenuaron el problema. Si bien no lo generaron, fueron los “consejos” de estos organismos quienes agravaron el problema.
En la actualidad, la expansión y crecimiento de los slums se ha generalizado a tal grado que llegan a representar poco menos del 20% la población total de un país (como en el caso mexicano de 19.2%, según la ONU). Pero no es sólo la proporción demográfica la que preocupa de estos lugares, sino su vulnerabilidad económica y política a los que están expuestos.
Con vulnerabilidad económica me refiero a las actividades económicas que los habitantes de los slums practican con fines de sobrevivencia. Así, por ejemplo, la mayoría de estas personas se dedican al comercio informal (aproximadamente el 57% en Latinoamérica, 40% en Asia, 75% en Centroamérica y 60% en África), actividad que no les asegura un ingreso fijo y que, por ende, representa un malestar social y la búsqueda de otras alternativas de ingresos como el narcotráfico o el vandalismo. Así, para ejemplificar un caso mexicano, podemos considerar como slums a los asentamientos en las periferias de los basureros (que para mediados de 1990 eran de 15 millones 1). Sus habitantes, en la gran mayoría de los casos, dependen de los desechos que ahí se vierten y que recuperan para poder venderlos como mercancías de segunda mano. Sin embargo, la población joven de los slums (los llamados nini´s) buscan una solución menos denigrante para sobrevivir, es ante ello que este tipo de asentamientos representa la carne de cañón para el crimen organizado.
De forma similar me refiero a vulnerabilidad política como el hecho de que estos sectores de la sociedad carezcan de una educación y representatividad y, por ende, se encuentren vulnerables a prácticas clientelares que al fin y al cabo no favorezcan el mejoramiento de su condición y sólo representen los “idiotas útiles” (me disculpo por la expresión, pero no encuentro eufemismo equivalente) del sistema electoral de los países subdesarrollados. Siguiendo el ejemplo de los slums de los basureros, uno de los sectores que a pesar de la opresión que sufren siguen apoyando a los sistemas conservadores, que poco retribuyen a la sociedad en general, son los que carecen de una educación adecuada que les permita hacerse de un panorama social del que son parte, concretamente sectores que se encuentran en la base piramidal del sistema 2.
Ante estos tres parámetros los slums representan una advertencia de la catástrofe global que se podría generar a raíz del descontento y la búsqueda de soluciones que estos espacios podrían significar y que los Estados-nación actuales no están en condiciones de responder de manera efectiva.
No se trata de hacer visible la problemática de sectores excluidos para que la asistencia social haga su buena obra del día, sino de hacer énfasis en el actual problema social que representa un “peligro” para la sociedad en general -al ser estos espacios bastiones de crimen organizado, del comercio que aporta poco, de la mala representación política- y que esta en cuestión como resolver.
Los slums son parte de la realidad social actual que cabe reconocer y que son una de las últimas advertencias simbólicas que el actual modelo no funciona. La pregunta que cabe hacerse entonces es: ¿esperaran los gobiernos a que estas advertencias se hagan tangibles con movimientos sociales sin precedentes, dado el gran número de población que los slums representan?
2) Nohlen, Dietr (1994); Sistemas electorales y partidos políticos, México, FCE

No hay comentarios:

Publicar un comentario