martes, 9 de noviembre de 2010

City of God. Bülent Diken


Un lugar donde la excepción de vuelve regla, donde la otredad se vuelve parte fundamental de la identidad, para reafirmarla a través de la diferencia con el otro, donde la dinámica te envuelve en el imaginario de ser un espacio aislado libre de cualquier otra influencia fuera del contorno de demarca la propia comunidad. Es precisamente este contexto que describe Diken, el imaginario social de un lugar que padece de la inclusión exclusionaria y que se envuelve dentro de la dinámica del sistema, a pesar del imaginario de estar aislado.
            Un lugar como el descrito es comparado sólo con el barrio de Tepito, en el Distrito Federal. Un lugar que se define con la otredad, al luchar contra la imagen que la ciudad tiene del barrio, como productora de maleantes y drogadictos (1) y al redefinirla a través de una cultura de barrio bravo, de su secta al culto de la Santa Muerte y a través de su hijos destacados, del box principalmente (2), Tepito un lugar donde “el enemigo tiene menos importancia que el vínculo social que se deriva de ellas” (4).
            Tepito, por lo tanto, es un lugar donde la otredad reafirma la identidad, como menciona Diken. Si bien es fácil entrar al barrio es relativamente difícil que el barrio te acepte como miembro, ya que al igual que las comunidades indígenas, debes haber nacido ahí, dentro de los límites de la comunidad y dentro de la cultura local, para considerarte parte de la comunidad. No es que Tepito sea una comunidad exclusionaria, sino más bien hace referencia a un barrio que trata de salvaguardar una identidad en plena era global (4), lo cual resulta de gran relevancia si se toma en cuenta que el Distrito Federal es una de las ciudades más grandes del mundo.
            Tepito también es un lugar donde la excepción se vuelve regla. Dado el gran desempleo que se vive actualmente, Tepito representa el lugar donde la ilegalidad se vuelve regla, donde la producción del comercio informal es un salvavidas para las personas que el trabajo formal ha votado. Sin embargo, no hay que tener en cuenta sólo a personas de bajos recursos cuando se habla de comercio informal, sino también a aquellas que a través de esta se han hecho de una gran fortuna.
            De igual manera puede tomarse al barrio de Tepito como un lugar en el que el imaginario social reproduce una lógica de aislamiento. Si bien el gobierno de la ciudad ha tratado de aislar a Tepito de la dinámica urbana (5), la economía no ha respetado esos límites impuestos por la política, cosa que en la historia de la humanidad siempre ha hecho. Por lo tanto, no debe a tomarse a Tepito como un barrio excluido de la dinámica en la que se desenvuelve el ámbito urbano. Tepito representa un mercado, representa también parte de la “cultura original” (1) de la ciudad de México, representa de igual manera la dialéctica de la inclusión exclusionaria, es decir, si en el ámbito de lo público se dice que Tepito debe ser considerado como cosa aparte, en el ámbito de la realidad social es totalmente lo opuesto, los tepiteños pertenecen tanto a Tepito como a la ciudad. Son identificados a partir del primero y necesarios para el segundo.

(1)Editorial (2001) “El arte de inventar y crear trabajo” en: El universal, jueves 4 de octubre, fecha de acceso 6 de noviembre de 2010, disponible en: http://www2.eluniversal.com.mx/pls/impreso/noticia.html?id_nota=34772&tabla=ciudad
 (2)Wikipedia, 2010, [Internet], Estados Unidos, fecha de acceso: 6 de noviembre de 2010, disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Tepito
 (3)Barrio de Tepito, 2010, [Internet], México, fecha de acceso 6 de noviembre de 2010, disponible en: http://www.barriodetepito.com.mx/
(4)Hernández, Alfonso (2010), “Re-conociendo a los tepiteños”, en: Barrio de Tepito, 2010, [Internet], México, fecha de acceso 6 de noviembre de 2010, disponible en: http://www.barriodetepito.com.mx/reconociendo.html
(5)Esteva, Gustavo. “Tepito: No thanks, first world”, Vecindad, El barrio.

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