martes, 9 de noviembre de 2010

Urban Violence and Insecurity: An Introductory Roadmap. Caroline O.N Moser

La violencia puede ser entendida como el uso de poder excesivo utilizada en contra de un individuo o un grupo y que puede resultar en un daño a la salud, física o psicológicamente, o la muerte. Sin embargo, la violencia no sólo se expresa de manera física, sino también psicológica y sus consecuencias de igual manera pueden variar dependiendo del tipo de violencia del que se haga uso.
            En el contexto urbano la violencia se puede clasificar en cinco tipos: política, institucional, económica, socioeconómica y social, dependiendo del objetivo de la violencia y el daño que este cause. Como se puede mostrar en cuadro siguiente los tipos de violencia producen manifestaciones diferentes que se encaminan a objetivos específicos. Sin embargo, en este trabajo sólo se tomara en cuenta a la violencia económica, específicamente al robo de automóviles.
            En el robo de automóviles la violencia a utilizar es por medio de robo a mano armada y la duración de este es mínima, debido al riesgo que corre el delincuente a que lo atrapen. Sin embargo, en el robo de automóviles queda en claro la “hipocresía societal”, es decir el círculo vicioso de la violencia que la propia sociedad fomenta y que se niega a reconocer. Este tipo de actividad económica ilegal deja, al menos hasta mediados de este año, una derrama económica de 30mil millones de pesos (1).
            Como se muestra en el cuadro siguiente, al robarse un automóvil, el delincuente actúa según el mercado que lo “obliga” a cometer tal acto. En otras palabras, el robo de autos esta fomentado por su propia víctima, el ciudadano que es asaltado o que es privado de una pieza de su automóvil y que se ve “forzado” a comprarlo en un lugar clandestino, que por lo regular se abastece de piezas robadas, ya que las piezas de las agencias resultan en un gran gasto para el afectado.
            Ahora, pasemos a analizar cada una de las etapas del robo de automóviles. En primer lugar, una vez observado el objetivo, se procede al robo de vehículo, acto que comienza la cadena. En segundo lugar, se procede a su transportación, este puede ser dentro o fuera del estado en que el móvil es robado, por lo general los que se dirigen a otro estado es porque el automóvil trasportado fue pedido por algún cliente y los autos que se quedan dentro del estado son para su venta en autopiezas. En tercer lugar, una vez entregado el automóvil, y continuando la cadena, el auto es desvalijado y vendido a diferentes comercios que se dedican a la venta de autopartes robadas, esta actividad por lo general representa entre el 10 y el 15% del total de autos robados a nivel nacional (1). Por último, una vez colocadas las piezas en los comercios sólo falta esperar a colocarlas en el mercado por medio de la venta de estas piezas a ciudadanos afectados por la misma cadena. Dado que la demanda permanece, la cadena de robo de autos de igual manera tiende a permanecer.
            Por último, es importante mencionar que este círculo vicioso representa sólo una parte del comercio informal que los propios afectados fomentan. Si bien es cierto que la compra de mercancía legal representa un gran gasto, también es cierto que el fomento al comercio de mercancía ilegal fomenta la violencia, la delincuencia, la corrupción y un tipo de subcultura que afecta a todos, no sólo a los que son víctimas del robo.
(1)Editorial (2010) “Robo de autos deja 30mil mdp” en: El Universal, sábado 5 de junio, fecha de acceso 9 de noviembre de 2010, disponible en: http://www.eluniversal.com.mx/notas/685661.html
(2)Moser, Caroline (2004) “Urban violence and insecurity: An introductory roadmap” en: Environment&Urbanization, Vol. 16, No 2, Octubre.

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